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UNA RAZÓN DE PESO PARA VIGILAR SU PESO

Rafael Carles

Ya es oficial: las personas más propensas a contraer enfermedades virales son las que padecen diabetes y obesidad.

Son varios los estudios realizados desde el comienzo del brote hasta el 11 de abril de 2020 que colocan a este segmento de la población como una categoría de “altísimo riesgo”. Según el Centro para el Control de Enfermedades en EEUU (CDC), la tasa de mortalidad hasta ahora entre los pacientes con COVID-19 que tenían diabetes fue del 7.3%, en comparación con el 0.9% en aquellos sin afecciones. Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de infección "porque el nivel elevado de azúcar en la sangre aumenta el riesgo al causar una disfunción del sistema inmunológico; por el contrario, un mejor control del azúcar en la sangre puede disminuir el riesgo en pacientes con diabetes".

Perder peso, bajar la presión arterial y controlar el azúcar en la sangre siempre han sido importantes factores para prevenir consecuencias graves para la salud, pero el riesgo de infección grave por COVID es ahora otra razón para centrarse en estos problemas. Además de la disminución de las defensas y de comprometer el aparato inmunológico, el informe del CDC las personas con obesidad a menudo tienen apnea del sueño y otras anomalías pulmonares que pueden provocar hipoxia incluso antes de que ocurra cualquier infección. Esto deja poco espacio para cualquier lesión adicional en los pulmones, como podría ocurrir con COVID-19.

Por muchos años nosotros hemos recomendado vigilar la salud desde un enfoque naturalista, de manera que incluso aquellos con problema de peso, puedan prevenir enfermedades a través del consumo de alimentos enteros, frescos y naturales, porque son los que contienen enzimas, antioxidantes, minerales, vitaminas y nutrientes esenciales para la salud.

El problema es que, si además de tener problemas de peso, las personas también ingieren productos procesados, comida chatarra y alimentos malsanos, entonces los órganos del cuerpo se comprometen aún más y sucede que cuando son atacados por un virus, los resultados son funestos, como es el caso de los pulmones de un paciente obeso cuando es contagiado por un virus devastador como el COVID-19.