Hace unos días decidimos preparar un sancocho estilo panameño. Teníamos tiempo que no lo incluíamos en el menú. Y recordé que Santa, una muchacha que cocinaba en la casa cuando mis hijos eran chicos, lo preparaba con ñame, otoe y mazorca de maíz. Y cuando fui a supermercado a comprar las mazorcas recordé que el maíz es una de las cosas que más cuidado debemos tener a la hora de comer.
El maíz es un cultivo domesticado por los Mayas hace más de 8,700 años. Cristobal Colón lo llevó a Europa en 1493 y a partir de ahí, el resto del mundo lo llegó a conocer a través de viajeros y comerciantes. Hay muchas variedades diferentes de maíz: maíz dulce, maíz azul, maíz indio, maíz de campo, maíz bebé, etc.
Además de los antioxidantes y vitaminas que tiene el maíz, es una buena fuente de fibra, proteínas y minerales. Ya sea que se coma fresco, enlatado, congelado o molido en harina de maíz, sus beneficios nutricionales se pueden aprovechar durante todo el año. El maíz ha sido durante mucho tiempo parte de las dietas saludables, y debido a su alto contenido de fibra reduce el riesgo de enfermedades digestivas como el cáncer colorrectal y la diverticulitis.
El único maíz que no es bueno para la salud es el "popcorn" porque sus versiones de microondas contienen ácido perfluorooctanoico (PFOA), que está relacionado con problemas de tiroides. Además, muchas marcas empaquetadas contienen aceites hidrogenados (trans) que son perjudiciales para el corazón. También contienen mantequilla falsa y otras sustancias químicas relacionadas a enfermedades respiratorias y alergias.
El maíz es altamente susceptible a las plagas. Como tal, los agricultores a menudo lo rocían con pesticidas y herbicidas. Las modificaciones genéticas son estrategias que los productores usan para combatir las plagas. Más del 90% del maíz cultivado en los Estados Unidos está modificado genéticamente.
La buena noticia es que la mayoría del maíz dulce (del tipo que la gente come con mayor frecuencia) no está modificado genéticamente. La variedad dulce está en la lista Clean Fifteen del Environmental Working Group de 2019 que contiene la menor cantidad de residuos de pesticidas.
Si desea evitar el maíz transgénico, hay un par de acciones que se puede tomar. Primero, preguntar a los agricultores locales si están plantando semillas de OGM. Por supuesto, esto es más fácil de hacer si les compra directamente en un mercado local. También puede buscar maíz orgánico congelado del USDA o certificado sin OMG.
Al final, preferí abstenerme de comprar la mazorca y no agregarla a la sopa. Pero después me dijeron que había hecho bien: la receta original del sancocho panameño no lleva maíz.