Más Allá del Agua: La Importancia de los Electrolitos en tu Salud
Los electrolitos son minerales esenciales que transportan una carga eléctrica y desempeñan funciones cruciales en el mantenimiento de una serie de funciones corporales críticas. Básicamente, dondequiera que haya líquido dentro del cuerpo, hay electrolitos presentes. Esto incluye sangre, orina y el líquido dentro y fuera de las células.
El cuerpo está compuesto aproximadamente por un 60% de agua, distribuida de manera desigual. Los órganos y los tejidos blandos son muy acuosos, pero incluso los huesos tienen un 30% de agua. Lo que permite que el agua fluya dentro, a través y fuera del cuerpo son los electrolitos. A través de miles de millones de mensajes y mediciones precisos, ayudan a distribuir y mover agua a través de casi todas las células del cuerpo, cada una de las cuales requiere agua para sobrevivir y funcionar.
Los principales electrolitos que se encuentran fuera de las células son el sodio y el cloruro, mientras que el electrolito más común dentro de las células es el potasio. Otros electrolitos cruciales incluyen magnesio, calcio, fósforo y bicarbonato.
El término elegante para describir lo que hacen los electrolitos en el cuerpo es homeostasis, o mantener un ambiente interno estable incluso cuando se enfrentan cambios externos. Pero no se trata sólo de contener suficientes electrolitos: también es necesario que estén en las proporciones adecuadas entre sí. Cuando sus niveles o proporciones de electrolitos se desequilibran, el cuerpo puede experimentar una serie de problemas de salud diferentes, algunos de los cuales en realidad ponen en peligro su vida si no se tratan.
El electrolito más común es el sodio. Juega un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio de líquidos, la transmisión de impulsos nerviosos y la contracción y relajación muscular. Un posible problema de sodio es la hiponatremia, que es una cantidad insuficiente de sodio en la sangre. Hay varias condiciones que pueden causar esto, como ciertos medicamentos (incluidos diuréticos, algunos antidepresivos y antipsicóticos), insuficiencia cardíaca y beber demasiada agua sin reponer los electrolitos perdidos (como se observa en la hiponatremia inducida por el ejercicio).
Existen tres estrategias complementarias para prevenir un desequilibrio de sodio en el cuerpo. La primera es moderar la ingesta de sodio (que implica comer menos sal y reducir el consumo de alimentos altamente procesados que tienden a tener un alto contenido de sodio). La segunda estrategia es asegurarse de consumir suficiente potasio, que es como el columpio del sodio. Trabajan en armonía y se ayudan a regularse mutuamente. Demasiado sodio y poco potasio, que es el desequilibrio más común, tiene sodio pesado en el suelo en un extremo del balancín y potasio con los pies colgando en el aire en el otro extremo. Y la tercera estrategia es evitar que sus niveles de sodio bajen demasiado y caigan en picado hasta el rango hiponatrémico. Es más probable que esto suceda si sudas mucho (¿alguna vez has notado que el sudor es salado?) y bebes mucha agua sin reponer sodio u otros electrolitos. Para solucionar este problema, es posible que desees beber un jugo natural de frutas y vegetales o un vaso de agua mezclado con limón y apio.
Otro electrolito necesario es el calcio. La cantidad diaria recomendada para adultos es de 1,000 mg de calcio por día. Pero la mejor manera de prevenir un desequilibrio de calcio es obtener fuentes saludables de calcio de los alimentos, como semillas, frijoles, nueces y verduras de hojas verdes.
Para la mayoría de las personas, una dieta diversa basada en alimentos vegetales integrales proporcionará una gran cantidad de sodio, potasio, calcio, magnesio y todos los demás electrolitos, lo que ayudará a garantizar un equilibrio electrolítico saludable. Entonces, en general, no hay necesidad de bebidas deportivas muy comercializadas en botellas de plástico, cargadas de azúcares y mercadeadas supuestamente para reponer los electrolitos perdidos durante el ejercicio o el tiempo prolongado al aire libre. Cualquier dieta rica en frutas y vegetales repondrá sus necesidades de electrólitos de forma adecuada y oportuna.