Y para hoy tengo consejos buenísimos para quienes en algún momento tienen esa gran responsabilidad de casar a una hija y también de comer y darle de comer a toda la fiesta durante toda una noche. Y como cualquier otra cosa en la vida, eso requiere planeación y algo de tiempo para que, llegado el momento, las cosas fluyan sin pensar y nadie se enferme.
Por eso, aquí van mis comentarios y recomendaciones:
1) Asegurar que el menú tenga alimentos buenos. Mucho depende de cuánto tiempo y recursos se inviertan en construir un menú para una boda, pero la idea es no limitarse ni encerrarse a cualquier cosa. Entre más alimentos sanos, más diversión en la fiesta. Y al final, esa será la mejor inversión de la boda.
2) Evitar cantidad por calidad. Es mejor un buen pedazo de pescado o carne que llenar la mesa con productos sucedáneos o procesados. Igualmente, hay que escoger bien las verduras y legumbres en base a su valor nutricional y no por el volumen que ocupan en la mesa. La clave es evitar la comida procesada a toda costa.
3) Entrenar las papilas gustativas para que ese día y especialmente esa noche uno pueda seguir un proceso, iniciando con ensaladas, luego alimentos más densos y salados, después más comida nutritiva y poder terminar al final en la mesa del postre con los dulces y chocolates. Y como la noche es larga, ese proceso hay que hacerlo de forma juiciosa y planificada.
4) No todo tiene que ser orgánico, pero sí hay que considerar la lista de los “Dirty Dozen”, la cual señala las frutas y vegetales que tienen más probabilidades de tener altas concentraciones de pesticidas.
5) Hacerse amigo del personal que sirve la comida y los tragos. Los perfiles de las personas son muy importantes, especialmente si planeas quedarte en la fiesta por varias horas. Saber lo que uno quiere es importante, pero hacérselo saber al que te sirve la comida, es doblemente importante.
6) Tratar de hacer un ayuno o comer leve unas seis horas o más antes de iniciar la fiesta. Ese día es bueno inventar unos acai bowls o smoothies con cereal integral, miel, semillas y superfoods. Realmente el día de una boda no es el momento para comer como glotón, sino de estar en sintonía en mente y cuerpo con cada uno de los sentimientos que se destacan con las personas que te rodean, especialmente si una de esas es tu hija que está próxima a casarse.
7) Por último, pero no menos importante... hágalo simple. Recuerda: no tienes que complicarte para pasar bien el día de la boda. Ya de por sí es un logro, un honor y un privilegio haber sido invitado. Y comer la comida que le ofrecen debe ser una experiencia gratificante. Como digo siempre a mis clientes: la comida es la mejor manera de aprender sobre la vida y es el mecanismo más efectivo para recordar los mejores momentos.