En una acción inusual, el New England Journal de Medicina se retractó de un estudio de 2013 sobre dietas mediterráneas y publicó una nueva versión al mismo tiempo. Los estudios pidieron a los participantes consumir una de tres dietas: (1) una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extra virgen, (2) una dieta mediterránea suplementada con nueces mixtas, y (3) una dieta control con consejos para reducir la grasa en la dieta.
Los autores describen dietas mediterráneas que contienen un alto consumo de aceite de oliva, frutas, nueces, verduras y cereales; una ingesta moderada de pescado y aves de corral; una baja ingesta de productos lácteos, carnes rojas, carnes procesadas y dulces; y vino con moderación, consumido con las comidas.
La conclusión del estudio original, ampliamente publicitado, pero ahora retraído, donde involucró a personas con alto riesgo cardiovascular, demuestra que la incidencia de eventos cardiovasculares mayores fue más baja entre aquellos asignados a una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extra virgen o nueces que entre aquellos asignados a una dieta baja en grasas.
La conclusión de la versión recién analizada y que involucró a personas con alto riesgo cardiovascular, es que la incidencia de eventos cardiovasculares mayores fue más baja entre aquellos asignados a una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o nueces que entre aquellos asignados a una dieta baja en grasas.
O sea, para mí es igual, ¿o no?
El análisis más completo que hemos hecho del estudio reciente proviene de Hilda Bastian de PLoS Blogs (http://blogs.plos.org/absolutely-maybe/2018/06/14/what-does-the-predimed-trial-retraction-re-boot-mean-for-the-mediterranean-diet/) donde señala que incluso para la totalidad de los participantes, no hubo diferencias estadísticamente significativas en el infarto de miocardio o mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV), solo para accidentes cerebrovasculares. Y en la información suplementaria, tampoco hubo una diferencia en el análisis de Kaplan Meier para accidentes cerebrovasculares.
¿Cómo interpretamos todo este enredo? Los estudios dietéticos son notoriamente difíciles de realizar e interpretar y la dieta mediterránea -en gran parte vegetariana con aceite de oliva como principal grasa- se asocia con buena salud y longevidad según los estudios de personas que vivían en la isla de Creta inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Allí no tenían mucha comida para comer y eran muy activos físicamente.
Pero cuando indagamos y buscamos la letra fina, nos encontramos con dos asuntos: la conclusión y la cuestión de quién pagó el estudio. El estudio retraído publicado el 13 de junio pasado concluye que los adultos con sobrepeso o moderadamente obesos pueden mejorar múltiples factores de riesgo de enfermedad cardiometabólica adoptando un patrón de alimentación de estilo mediterráneo con o sin reducciones en la ingesta de carne roja cuando las carnes rojas son magras y no procesadas. Y sobre el financiador, ¿adivinen? The Beef Checkoff y National Pork Board. ¡Que coincidencia sospechosamente interesante!
En general, las Guías Alimentarias adoptadas desde 2015 en la mayoría de los países recomiendan patrones dietéticos mediterráneos por sus beneficios de salud. En nuestro caso, el Ministerio de Salud acaba de publicar en Gaceta Oficial No. 28556 del 27 de junio de 2018 la Resolución # 869 del 7 de junio de 2018 en la cual se adoptan las Guías Alimentarias para Panamá. Allí se define que la alimentación debe ser variada y equilibrada; evitar productos enlatados y con exceso de sal; evitar “grasas malas” encontradas en leche entera, carnes y embutidos; evitar sodas y bebidas azucaradas; aumentar consumo de frutas y verduras; y realizar actividades físicas diarias por 30 min.
Las dietas mediterráneas son deliciosas y está claro que además son saludables y beneficiosas. Es decir, que mientras los científicos discuten sobre cuán saludables podrían ser y los grupos lobistas del sector cárnico deciden dónde más molestar, acá les recomendamos que sigan los criterios de la dieta mediterránea y la consuman sin ningún reparo. Al contrario, ¡disfruten!