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La pregunta para esta semana está relacionada con la vitamina D.

Rafael Carles

IG-7

Por años la leche que se consume en Panamá está fortificada con vitamina D. La industria láctea cumple con la regulación del MINSA que obliga la fortificación y así, supuestamente, los niños obtienen sus requerimientos diarios de esta vitamina. La leche fortificada es una de las pocas fuentes de vitamina D. Entonces, ¿no deberían las autoridades de salud publicitar con más vehemencia el consumo de la leche fortificada?

Por lo general, nunca hablo de nutrientes individuales. Las personas comen alimentos, no nutrientes. Pero la vitamina D es el nutriente que más está de moda desde la pandemia y el que se dice más se necesita suplementación. Y eso me inquieta, porque no todos necesitan extra vitamina D.

La vitamina D es muy extraña y plantea dilemas tan difíciles y es tan científicamente inciertos y controvertidos que vale la pena discutirla.

La vitamina D es rara porque no es una vitamina. Las vitaminas son sustancias químicas que se encuentran en los alimentos y que nuestro cuerpo no puede producir. Pero casi ningún alimento natural contiene este compuesto en particular. Las plantas no tienen vitamina D. La carne tiene poca. Los pescados grasos silvestres como el salmón tienen cantidades razonables, pero los pescados de piscifactoría tienen mucho menos. El hígado de pescado tiene cantidades enormes, pero nadie lo come. Llamamos a esta sustancia vitamina D solo porque se descubrió al mismo tiempo que otras vitaminas.

La vitamina D es en realidad una hormona producida por la acción de la luz solar sobre la piel. Al igual que otras hormonas, tiene muchas funciones en el cuerpo, no todas bien entendidas. Su función más conocida es la de regular la mineralización ósea. Sin suficiente cantidad de esta hormona, los huesos no se endurecen y los niños desarrollan las piernas arqueadas características del raquitismo (en adultos, esto se denomina osteomalacia). Debido a que los receptores de esta hormona se encuentran en muchos tejidos del cuerpo, los científicos sospechan que tiene otras funciones fisiológicas y están investigando activamente estas posibilidades.

Producir la hormona toma muchos pasos separados. Primero, la luz del sol convierte un derivado del colesterol en la piel en un intermediario. Luego, el intermediario se convierte en la sustancia química que llamamos vitamina D, pero es biológicamente inactiva. Para convertirse en la hormona activa, la vitamina D va al hígado donde se convierte en una hormona precursora que circula en la sangre. Finalmente, el precursor viaja al riñón, que lo convierte en la hormona funcional.

Entonces, fortificar la leche con vitamina D es realmente una forma industrial de reemplazo hormonal. Si la leche está fortificada con vitamina D, debe contener 400 unidades internacionales (UI) por cuarto de galón. Esta cantidad cumple con los niveles recomendados para niños y adultos jóvenes. Para los adultos mayores, que producen menos vitamina D en respuesta a la luz solar, la recomendación es de 600 UI por día. Estas son pequeñas cantidades.

Pero aquí viene el asunto. Si usted vive en un clima soleado como Panamá y expone su piel a pleno sol durante unos 15 minutos al día, producirá de 10,000 a 20,000 UI de vitamina D. Las personas con piel más oscura necesitan más exposición a la luz solar, y también los ancianos. Y la vitamina D inducida por el sol se almacena para usarse según sea necesario.

Si vive en latitudes más lejos del ecuador como Canadá o los países escandinavos, entonces no podrá producir mucha vitamina D, si es que produce alguna. Y menos en los meses de invierno. Con lo cual, la suplementación es la única respuesta.

La fortificación de la leche terminó con el raquitismo en varios países del mundo, pero cada vez más, la gente está tomando menos leche. Y aquí está el primer dilema: la gente debe salir y tomar la luz solar para producir vitamina D. Pero la exposición al sol provoca arrugas y cáncer de piel, y si se usa protector solar para evitar estos problemas, se produce mucha menos vitamina D.

Y aquí el segundo dilema: la vitamina D creada por la acción de la luz solar sobre la piel es regulada por el cuerpo y no causa daño. Pero la suplementación excesiva con vitamina D sintética es tóxica; hace que se acumule demasiado calcio en la sangre. Entonces, ¿cuánta cantidad es segura? El límite recomendado es de 2,000 UI por día, pero los defensores de la vitamina D dicen que se requieren dosis mucho más altas para una salud óptima. Otros científicos no están de acuerdo; dicen que 2,000 UI ya es demasiado alto para ser seguro.

Los científicos no pueden resolver este desacuerdo porque aún no tienen un buen estudio para el dictamen final de la vitamina D. El método estándar mide los niveles de la hormona precursora en la sangre. Esta técnica es notoriamente poco confiable, sobre todo porque no existe un material de referencia estándar con el que comparar los resultados de diferentes laboratorios.
Incluso con un método mejor, no está claro cómo interpretar los niveles bajos de un precursor que es un intermediario entre la vitamina D y la hormona activa. Una revisión científica reciente señaló la necesidad urgente de más investigación para responder a las preguntas más fundamentales sobre los riesgos y beneficios de la exposición al sol, la fortificación y los suplementos; las cantidades óptimas; y el papel de la hormona en funciones corporales más allá de la mineralización ósea.

Hace casi una década, el Instituto de Medicina en los Estados Unidos designó un comité para abordar tales cuestiones. Todavía no tenemos un consenso sobre los resultados. En cuanto a qué hacer mientras tanto, yo tiendo a errar por el lado de la precaución. Sabemos que las vitaminas funcionan mejor y son más seguras en pequeñas dosis. Quizás esto también sea cierto para esta hormona en particular.

A medida que leo la evidencia, aquellos de nosotros en climas soleados podemos resolver el dilema de la vitamina D saliendo al sol, sin protección solar, durante unos minutos al día. Jugar, caminar o estar al aire libre durante 15 minutos parece ser lo mejor para aquellos que no consumen lácteos.

Si usted no toma leche y no recibe suficiente luz solar, entonces puede tomar un suplemento de vitamina D o aceite de hígado de bacalao. Pero hasta que más investigaciones confirmen la seguridad y los beneficios de cantidades más altas, yo mantendría ese suplemento a lo que ahora recomiendan los pediatras: 400 UI por día.

Yayi Carles