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La política pública sobre la obesidad va por mal camino

Rafael Carles

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A menudo el debate sobre los problemas de salud pública coge un mal camino. Ni hablar de la obesidad. Por un lado, algunos sostienen que es un problema para el cual la prevención es la única respuesta real. Las personas deben tener una buena nutrición y una vida activa, y los niños deben comenzar desde temprano a comer saludablemente para que no lleguen a la edad adulta con obesidad. Por otro lado, algunos minimizan el tema y señalan que no hay tal cosa como una epidemia de obesidad y que eso es un arrebato mental dentro de una sociedad moralmente obsesionada con la delgadez antinatural.

Pero la verdadera pregunta, que Matthew Yglesias expresa bastante bien en un nuevo ensayo, es: "¿Por qué la ciencia médica no han encontrado la solución para combatir la obesidad?" Yglesias se encontró cara a cara con un lado de este debate parcializado cuando un popular comediante y locutor lo confrontó sobre su peso en medio de una entrevista sobre la vacunación contra el COVID: ¿por qué no se esforzó más por perder peso y así estar más seguro de no contagiarse por COVID-19?.

Simplemente, los expertos en salud pública se han alejado de echar la culpa a las personas que viven con obesidad. Todo indica que ahora la carga la están perfilando directamente a toda la comunidad. Según la agencia CDC: "Responsables políticos; organizaciones estatales y locales; líderes empresariales, escolares y comunitarios; cuidado de niños y profesionales de la salud; y las personas deben trabajar juntas para crear un entorno que apoye estilos de vida saludables”

Nos encanta el espíritu comunitario que hay en este enfoque, pero cabe destacar que no menciona la responsabilidad de los fabricantes de alimentos que debieran promover alternativas más saludables para mejorar la salud de las personas. Yglesias establece un marcado contraste con el enfoque con el COVID: “Nada de esto está mal, pero es inconcebible que ni una sola institución de salud pública discuta el COVID de esta manera sin mencionar vacunas o tratamientos”.

De manera maliciosa, los que aducen que la obesidad no es una epidemia niegan también el valor de la atención médica para la obesidad. Es cierto, las autoridades no han encontrado un camino fácil ni han descubierto una causa puntual para aportar una solución concreta al debate, pero eso es muy distinto a decir que todos los esfuerzos que se han hecho con respecto a la obesidad son pérdidas de tiempo. Al rechazar la hipótesis de la dieta chatarra y la falta genuina de ejercicio, han imposibilitado unir esfuerzos, y lo que han producido es una lucha de descalificaciones para los que opinan y piensan diferente. Esto debería ser fácil, pero se ha complicado por el afán de algunas personas que se aferran a sus prejuicios y con mucha fuerza.

Por tanto, crear comunidades saludables es una buena ambición, pero solo si respeta las diversas ideas que tiene la gente sobre lo que significa para ellos una buena salud. Sin acceso a una buena alimentación y una buena atención médica especializada en temas de obesidad, la población no tendrán esperanza de superar los problemas de salud que les causa. E incluso en un mundo perfecto de salud ideal, nuestros amigos, vecinos y seres queridos seguirán viniendo en diversos tamaños y formas. Créanme, en este mundo de ahora una talla no sirve para todos.

Rafael Carles