news

Crisis de Salud Pública

Rafael Carles

IG-7

Crisis de Salud Pública

Actualmente los índices de obesidad en casi todos los países del mundo están por las nubes. En Panamá, más del 70% de la población adulta y más del 35% de los jóvenes sufren de sobrepeso u obesidad. Esto debería ser una "razón de peso" para implementar medidas de choque y evitar que estas enfermedades sigan trayendo tristeza y gastos innecesarios de dinero a los panameños.

En este sentido, un lector me envió la siguiente pregunta: si usted fuera presidente de la República, ¿qué medida tomaría para corregir esta crisis de salud publica?

Definitivamente haría todo lo posible para minimizar el consumo de comida chatarra. Y para tal efecto, prohibiría la compra de estos productos con dineros provenientes de subsidios estatales. Es decir, los beneficiarios de las becas universals, del programa $120 para los 70 y demás rescates sociales que superan los $700 millones anuales, simplemente no podrían utilizar estos dineros para comprar sodas ni ninguna otra comida chatarra.

Por supuesto que las compañías de bebidas azucaradas se opondrían firmemente a esta idea, y también lo harían los supuestos defensores de los pobres. Los defensores argumentan que las restricciones son insensibles y condescendientes al suponer que la clase baja es la única incapaz de tomar decisiones dietéticas sensatas.

Lo fundamental aquí es entender que los subsidios estatales no deberían ser válidos para la compra de sodas y demás comidas chatarras porque está demostrado que causan enfermedades crónicas. Cuando veo la gente en los supermercados comprando me pregunto cuánto de ellos son beneficiarios y por qué el gobierno permite esto. Y la respuesta rápida es la misma de siempre: piensa mal y acertarás. El gobierno es un pésimo administrador que piensa que al regalar millones de dólares en subsidios, contribuye a resolver problemas. La verdad es que es todo lo contrario. Seria fácil demostrar que la compra de comida chatarra con dineros subsidiados es el primer elemento en una larga y complicada cadena de ineficiencias y burocracia por parte del gobierno.

Las políticas de bienestar siempre han sido diseñadas para dar a los pobres lo suficiente para mantenerlos fuera de las calles, pero no lo suficiente para inducirles a la dependencia. La tensión entre estos objetivos ha resultado en escasos beneficios y debates interminables. Hoy en día, los subsidios se pueden utilizar para comprar cigarrillos, licor, lotería, prostitución, ... incluso hasta drogas ilícitas si fuese el caso.

La propuesta de prohibir la compra de sodas y otros productos dañinos con dineros subsidiados se basa en evidencia que vincula los refrescos azucarados con la obesidad y su falta de valor nutricional, y estima que los beneficiarios gastan entre $35 y $125 en artículos distintos a los que el subsidio está destinado en primer lugar. Es decir, entre $20 y $70 millones por año.

El verdadero problema es que los panameños de bajos ingresos –con o sin beneficios sociales– no pueden muchas veces comprar alimentos saludables o no tienen acceso a ellos. Como resultado de tales argumentos, durante mucho tiempo no ha perneado la idea de prohibir la compra de sodas. Pero en los últimos años, con las cifras reveladoras de obesidad y diabetes en ascenso, pienso que ha llegado el momento de actuar. Y este es la razón: existen pruebas sólidas de que las bebidas endulzadas predisponen a la obesidad, y las tasas de obesidad son más altas entre los hogares de bajos ingresos. En Panamá, por ejemplo, la obesidad y la diabetes tipo 2 tienen una prevalencia dos veces mayor entre los hogares más pobres que entre los más ricos. La evidencia preliminar sugiere que los azúcares en forma líquida pueden predisponer especialmente a la obesidad.

En general, las embotelladoras han trabajado arduamente para crear un entorno en el que beber sodas todo el día sea normal. Presionan para introducir y conservar máquinas expendedoras en las escuelas. Invierten millones de dólares en la lucha contra los impuestos a las sodas y, sin duda, se opondrían a la propuesta de prohibir el uso de dineros subsidiados para comprar comida chatarra.

Espero que el proximo gobierno tenga valentía, sensatez y visión para implementar una medida de esta naturaleza.Ademas de salvar vidas, se ahorraría mucho dinero en el presupuesto familiar.

Cualquier otra pregunta, escribanos al coreo lifeblends@gmail.com