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Un estudio contundente

Rafael Carles

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Un estudio realizado en los EU muestra que prohibir la compra de sodas con dineros provenientes de subsidios, becas, cupones y otros mecanismos sociales de ayuda para compra de alimentos, reduciría la obesidad y la diabetes tipo 2.

A fines del siglo XIX y principios del XX, las bebidas carbonatadas como Coca-Cola, Dr Pepper y 7UP se vendían como tónicos para los nervios y eran consideradas bebidas saludables. Pero ahora sabemos que la sodas contienen grandes cantidades de azúcar y edulcorantes y contribuyen a la obesidad, la diabetes tipo 2 y las caries. Aún así, la mayoría de los consumidores beben más sodas de los que les gustaría admitir.

A pesar de que las bebidas cargadas de azúcar no tienen valor nutricional, nadie impide que puedan ser adquiridas con dineros provenientes del erario público y que se asignan a más de 200 mil familias a través de los subsidios sociales denominados beca universal, Ángel Guardían y 120 para los 70.

Expertos en nutrición y algunos políticos han abogado por la prohibición de comprar bebidas azucaradas con estos dineros, pero ni el Ministerio de Salud, la Caja del Seguro Social o el Ministerio de Economía y Finanzas han hecho nada al respecto. No sorprendería que la ejecución de estos programas sociales esté bajo una tremenda presión de los cabilderos de las embotelladoras de sodas para que mantenga las condiciones existentes y no se creen nuevas regulaciones al respecto.

Las bebidas azucaradas son especialmente preocupantes porque demasiadas calorías líquidas ponen a los consumidores en mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Algunos expertos en nutrición les preocupan que los contribuyentes estén subsidiando una dieta poco saludable, lo que resultará en costos médicos más altos para los programas de salud del MINSA y la CSS en el futuro, cuando los beneficiarios de estos subsidios experimenten los problemas de salud asociados con la obesidad y la diabetes.

En otro estudio (requiere suscripción) publicado en Health Affairs de 2019, Sanjay Basu, MD, PhD, profesor asistente de medicina en el Centro de Investigación de Prevención de Stanford, y sus colegas crearon un modelo de computadora para simular los efectos de una prohibición de alimentos chatarra en la salud de la población usuaria de estos programas sociales. Encontraron que la obesidad se reduciría en un 12% para los adultos y en un 41% para los niños, lo que no sería nada insignificante. Al contrario, el estudio asegura que la diabetes tipo 2 también se reduciría en un 12%.

Los investigadores también calcularon los efectos de reembolsar a los participantes 30 centavos por cada dólar gastado en frutas y verduras. El subsidio no afectó las tasas de obesidad o diabetes, pero duplicó el número de personas que comían la cantidad recomendada de frutas y verduras por día. En un condado de Massachusetts comprobó que el mismo sistema de reembolso como parte del estudio piloto de Incentivos Saludables del USDA, vio aumentos similares en las compras de frutas y verduras de los beneficiarios de estos programas sociales.

Al final, no es nada difícil hacer que la gente coma brócoli. Lo que hay que hacer es tenerlo disponible, a un precio asequible y asegurar entonces que la gente lo compre. Pero, dado que uno de cada cuatro panameños recibe ayuda social de una manera u otra con dineros del Estado, es lógico que cualquier cambio que se haga en incentivar alimentos saludables o prohibir comida chatarra puede tener efectos de gran alcance.

Rafael Carles