Este nuevo año 2023 comenzamos una nueva serie en el blog de Life Blends. Desde aquí vamos a responder preguntas sobre temas de nutrición y políticas alimentarias. Si tiene alguna pregunta puntual, envíelas amablemente a lifeblends@gmail.com y trataré de responder.
La pregunta para esta semana es: ¿Cuál es el problema de nutrición más apremiante en la actualidad y por qué?
Definitivamente, la respuesta se puede resumir en una palabra: calorías.
Las calorías están en la raíz de los problemas nutricionales más importantes de la actualidad. Por un lado, aquellos que vivimos en el mundo occidental, tenemos demasiadas. Y por el otro, gran parte del resto del mundo no recibe suficientes. Para todos, las calorías de repente se están volviendo muy caras.
Las calorías miden el valor energético de los alimentos. Son una forma rápida de hablar sobre la cantidad de comida que comemos y cuánto cuesta esa comida. Y si comemos demasiadas calorías para el número que quemamos, entonces nos vienen las libras y engordamos. La comida nos tienta en todas partes, incluso en lugares como supermercados, abarroterías, estaciones de combustibles, paradas de autobuses, kioscos escolares, bibliotecas, etc. Cada día vienen en porciones más grandes y cada vez es más normal comer snacks y tomar refrescos durante todo el día.
En muchas ciudades del mundo ahora se exige publicar las calorías en los tableros de menús. Desafortunadamente en Panamá eso todavía no es mandatorio. Cuando realmente vemos los números, es una revelación. La porción más pequeña de helado tiene 400 calorías (y eso sin agregar un dulce o pastel), una galleta tiene 500, el chocolate caliente tiene 700 y una pizza para uno puede tener más de 2,000. La mayoría de la gente necesita de 2,000 a 3,000 para un día entero.
Lo irónico y trágico es que ahora tenemos una crisis alimentaria mundial por el alto costo de las calorías. Personas en Somalia, Haití e Indonesia no pueden comprar alimentos básicos. Aunque los gobiernos de todo el mundo se esfuerzan por proteger los suministros de alimentos de sus países, las calorías caras crean crisis humanitarias e inestabilidad política, y son un problema para las personas, los gobiernos y el mundo.
Los economistas dicen que los precios de los alimentos están aumentando porque la demanda supera la oferta. En Panamá, esto apenas tiene sentido. Tenemos un montón de suministro. Los alimentos que producimos, más las importaciones, menos las exportaciones, son suficientes para alimentar a cada hombre, mujer y niño con 4,000 calorías al día. Esto es aproximadamente el doble de la necesidad promedio. Y eso es así en la mayoría de los demás países, incluso los más pobres de África y Asia, pero allá intervienen otros factores como la naturaleza y la política.
El cambio climático reduce el rendimiento de los cultivos y los tsunamis, ciclones y terremotos perturban la agricultura. Las guerras no ayudan y tampoco los subsidios agrícolas y las políticas comerciales que socavan la producción de alimentos en los países en desarrollo. En Estados Unidos y Brasil, para dar un par de ejemplos, se les paga a los agricultores para que cultiven maíz para poner calorías en los automóviles.
Por el lado de la demanda, más personas quieren comer la dieta occidental. Esto significa más carne, lo cual involucra más cereales para alimentar a los animales. El alto precio del petróleo eleva el costo de los fertilizantes, el transporte y la refrigeración.
Y luego hay razones más oscuras como la subida del valor del dólar estadounidense, las fluctuaciones en las tasas de interés, la especulación con productos alimenticios y el descuido de larga data de la investigación agrícola. Esta colección de razones no podría parecer más alejada del precio de $4.50 de un litro de leche en una tienda de conveniencia, sin embargo, todas se relacionan con el costo de las calorías.
Es poco probable que los resultados nutricionales de esta crisis sean buenos. Más de mil millones de personas en el mundo no obtienen suficientes calorías para satisfacer sus necesidades diarias. Y se espera que ese número aumente. La falta de alimentos significa miseria humana, quizás en una escala sin precedentes.
Los precios más altos de los alimentos afectan a todos, pero perjudican más a los pobres. Las demandas de alimentos de emergencia ya están superando los suministros. Los comedores populares y los bancos de alimentos tienen tan poco que ofrecer que algunos han cerrado. Los programas gubernamentales de asistencia alimentaria están reduciendo el número de personas que atienden, además de que muchos han sido señalados por escándalos y corrupción.
¡Sí!, y siendo yo uno de los primeros, en el pasado nos hemos quejado de los precios bajos de los alimentos genéricos como trigo, maíz y soya. Estos alientan a las personas a dejar de cocinar en casa y comer más fuera. Animan a las empresas a embotellar sodas baratas y fabricar dulces baratos, y a la gente a comprar comida barata pero poco nutritiva. Los precios bajos, y el exceso resultante de calorías baratas, han alentado a las empresas a aumentar el tamaño de los paquetes y las porciones, lo que alienta a las personas a comer más calorías de las que necesitan.
Con lo cual, la mejor sugerencia es volver a lo básico. Mi consejo sobre una alimentación saludable es simple: comer menos; moverse más; comer muchas frutas, verduras y cereales integrales; y no comer demasiada comida chatarra.
Ahora, la pregunta sería, ¿ayudaría a resolver estos problemas si se aumentan los precios de los alimentos genéricos? Y la respuesta es sí, Claro que por supuesto, sobre todo al comprar lo haríamos con más cuidado y eso contribuiría a cocinar más en casa. Yo en muchas ocasiones he sugerido que las personas podrían comer cinco porciones de frutas y verduras al día por menos de $1. Esto es cierto, si nos proponemos y salimos a comprar en mercados libres y de abastos. Allí se puede comprar espinacas por valor de un dólar, limpiarlas y picarlas, y contar las cinco porciones de media taza. Pero esto requiere trabajo y tiempo, ambos escasos para muchas personas.
Un suministro suficiente de alimentos asequibles es un derecho humano básico y un sello distintivo de una sociedad democrática. La democracia requiere un sistema alimentario que pague decentemente a los agricultores para proporcionar las calorías adecuadas de buena comida a un costo justo. Por eso, cada vez que quiera comprender cómo los sistemas alimentarios afectan la salud, siga la pista de las calorías. Allí está la clave.
Yayi Carles