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Contando los días para el día de Acción de Gracias

Rafael Carles

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No sé cuántas veces me han pedido que escriba o aconseje sobre qué comer y qué servir en una cena de Acción de Gracias, y usualmente esas peticiones me llegan casi el miércoles antes del jueves de Thanksgiving. Por supuesto, mi respuesta es que no importa qué cocines o qué comas, lo importante es con quién lo hagas.

Yo celebro Thanksgiving desde que era niño, cuando en la época de la tía Olda Carles nos invitaba a comer pavo en su casa en Corozal cuando estaba la antigua Zona del Canal. Siempre me llamó la atención que allá los gringos cocinaban sus pavos todos los años y se reunían en torno a una mesa para dar gracias a Dios.

Luego cuando crecí y me fui a estudiar a la universidad, la fecha de Thanksgiving era una de mis mejores porque usualmente mis amigos me llevaban a sus casas y era una especie de descanso y conexión familiar, en medio del semestre más terrible y a unos pocos días del cambio de hora cuando oscurecía a las 4 de la tarde y el frío cada día era más intenso.

Ciertamente que desde hace muchos años me gusta el Día de Acción de Gracias. Me gusta el pavo y todo lo que rodea la mesa. Y aunque sabemos que es una fiesta extraña por muchas razones, incluida su historia problemática, cada año se celebra en más hogares. Y por suerte se ha convertido en una tradición cálida y feliz, y mucha gente espera esta fecha con ansias.

No importa cómo te sientas acerca de cómo celebrar y qué comer el último jueves del mes de noviembre, nadie puede negar que el Día de Acción de Gracias es uno de los más favoritos del año. Por eso, cuando regresé de la universidad y me casé y tuve mi casa, lo primero que dispuse fue que allí se iba a celebrar la cena de Thanksgiving. Y desde entonces nunca ha faltado. Y siempre la he celebrado de la manera tradicional, con mis hijos a mi lado y mis hermanos y algunos invitados generalmente de la familia extendida.

Debo destacar que durante ese tiempo, sin embargo, hemos tenido algunas variantes. Un año me invitó mi consuegra Maricela a su cocina, y de verdad ella cocina muy rico. Otro año viajamos a NY y celebramos viendo un “play” y luego cenamos pavo con mi hermano Ernesto.

En 2019, hice la cena en casa y tuvimos una oración preliminar para darle gracias a Dios por todo. Allí fue la última cena de Thanksgiving con mi suegra, y como recuerdo todavía guardo esa oración.

En 2020, no hicimos cena por el Covid. Y el año pasado preferimos ir a Maito y comernos un pavo al estilo panameño, muy bueno por cierto, pero le faltó el toque de casa y familia.

Por eso este año estoy abriendo nuevamente mi casa para mis tres hijos y mis dos nietas, y Cuquita nos está preparando la cena, desde las entradas hasta el postre. Seguro será una cena sin problemas, porque Cuquita “takes care of every detail”.

Y ciertamente este año tendremos el componente extraordinario de la Copa del Mundo, con juegos de futbol “soccer” desde las 5 de la mañana hasta las 4 de la tarde, y luego los tradicionales juegos de futbol americano de la NFL, donde siempre esta fecha nos trae recuerdos de aquel día en 1977 cuando Walter Payton corrió 275 yardas contra los Vikingos de Minnesota para romper el record de OJ Simpson. Record que había sido logrado el mismo día de Thanksgiving del año anterior en 1976, cuando OJ corrió 273 yardas contra los Leones de Detroit.

Con lo cual, este año de Acción de Gracias, busque una buena compañía, coma rico y “stay tuned”.

Rafael Carles