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Casi no existe línea divisoria entre diabetes y obesidad

Rafael Carles

orange background with insulin cap, blood measurer and skin performer

Es difícil pasar por alto dos ideas en torno a estos dos padecimientos. Una es que cada vez es más difícil tratar y prevenir la diabetes adecuadamente sin tratar la obesidad. Y en segundo lugar, los sistemas de salud no pueden manejar esta realidad y se pasan obstaculizando el cuidado adecuado de la obesidad y la diabetes.

Aclaremos una cosa: la obesidad y la diabetes son dos enfermedades diferentes, aunque se superponen considerablemente. No es raro que la obesidad no tratada cause diabetes tipo 2. Incluso hay investigaciones que sugieren que la obesidad en la adolescencia aumenta el riesgo de diabetes tipo 1 en la edad adulta.

Así que la diabetes puede ser una complicación de la obesidad. Asimismo, la obesidad puede ser una complicación de la diabetes. De hecho, hay estudios que señalan que la diabetes y la obesidad están relacionadas solo porque la diabetes causa obesidad.

Pero dejemos ese argumento a un lado por ahora y admitamos que ambos puntos de vista sobre la dirección de la causalidad son suposiciones razonables. Lo que cada vez está más claro es que tratar la obesidad puede ser esencial para prevenir o hacer que la diabetes entre en remisión.

Desafortunadamente, los sistemas de salud, y especialmente los pagadores de tales sistemas, tardan en ponerse al día. Todavía ponen obstáculos en el camino de la atención adecuada de la obesidad. No es raro que los seguros de salud nieguen la cobertura de sesiones de coaching o de medicamentos para la obesidad simplemente porque no quieren pagar y llaman estos tratamientos como de "vanidad", como si la buena salud fuera una vanidad.

Sí, es cierto. Parte del problema es que la obesidad es un problema de mal comportamiento, pero también hay que aceptar que es un asunto de fisiología desadaptada a nuestro entorno. Así que los sistemas de salud se aprovechan de este vacío casuístico y obstaculizan sistemáticamente una atención adecuada de la obesidad y la diabetes. Esperamos que pronto cambie esto, pero no a un ritmo tan lento que muchas personas sufran innecesariamente.