news

¿DEBEN LOS ANUNCIOS DE TELEVISIÓN REVELAR CALORÍAS?

Rafael Carles

Las razones para incluir la cantidad de calorías en los menús de restaurantes y demás establecimientos de expendio de comida ya están más que explicadas. Para empezar, la información veraz y oportuna sobre las características de un producto es un derecho universal que tenemos todos los consumidores. Además, es ley de la República. Y también tratándose de un alimento, el número de calorías y la cantidad de los demás macronutrientes son relevantes y fundamentales al momento de la compra. Por eso, cuando en esta última semana un cliente nos consultó sobre la conveniencia que la publicidad de alimentos también informe sobre el número de calorías, nos pareció interesante y oportuno.

En lo particular, nos alegra enormemente que haya personas pensando en estos temas. Porque ya no solamente es necesario un derecho y una ley que exija la información sobre el número de calorías en una etiqueta o que los diputados hayan creado una ley para prohibir alimentos dañinos en los kioscos escolares (sodas y demás comida chatarra que contienen exceso de azúcar, grasas saturadas y sal), sino que ha llegado el momento para identificar y actuar proactivamente sobre todas aquellas instancias donde la industria de alimentos muy sutilmente motiva y nos incita a consumir productos hiperprocesados y súper calóricos que, según las autoridades de salud, producen hipertensión, diabetes tipo 2, cáncer y obesidad.

¿Podemos imaginarnos un grupo de presión y un equipo estratégico de cabildeo legislativo que busque y exija que todos los anuncios de TV de alimentos lleven su lista de calorías, grasa saturada y contenido de azúcar? Nada más pensemos en los programas de televisión que sacan anuncios de comida rápida y de restaurantes de franquicias, en donde reseñan con imágenes poderosas y seductoras sus productos de mayor nivel calórico: postres, batidos, pizzas de triple queso y hamburguesas de doble carne. Y nos preguntamos, ¿cómo serían las respuestas a estos anuncios si los televidentes supieran de antemano que una porción del postre tiene más de 500 calorías y 30 gramos de grasa saturada, que el batido tiene 700 calorías y 40 gramos de grasa saturada, que la pizza tiene 900 calorías y 50 gramos de grasa hidrogenada, y que la hamburguesa de doble carne no sólo es genéticamente modificada sino que además representa la mitad de las calorías requeridas para un día.

Si los anuncios en TV de bebidas alcohólicas están regulados y deben informar “cuando tome, no beba” y los anuncios de cigarrillos cuando aparecían en prensa y televisión salían con todo tipo de advertencias de cáncer, ¿por qué no se podría exigir también que los anuncios de alimentos dañinos tengan su lista básica de enfermedades que producen?

Queremos saber sus opiniones, por favor. En lo personal, sentimos que sería algo útil tener este tipo de información.